Se trata de una elección personal en la que uno debe hacerse consciente de su escala de valores. Si priorizas la comodidad y el bienestar, quédate con los papis, pero no llores porque sientas que tu vida está vacía o porque tus papis no hagan todo lo que tú quieras. Si priorizas el orgullo, échale huevos y, sí, vive peor, pero con paz interior, con la conciencia limpia. A largo plazo, lo segundo te hará más funcional, más independiente, más preparado para los golpes de la vida.

Hagas lo que hagas, no lo hagas por validación externa. Hazlo para estar conforme contigo mismo. El peor juicio que hemos de afrontar es el de la voz de nuestra conciencia.

Los economistas izquierdistas (oh, sorpresa, la economía es una ciencia social, su objetividad siempre está condicionada por la asunción de cierta perspectiva) afirman que es inevitable que llegue la renta mínima universal. Los cambios tecnológicos nos llevan a que no pueda haber empleo digno para todes.

Esos 500 € que comentas igualmente se tendrían que revalorizar con el ipc o el objetivo, evitar la indigencia o pobreza extrema, no se cumpliría.

Para algunos esto sería justicia social, para otros cronificar la pobreza.

Os reís de las feministas a favor del Islam los liberales europeos a favor de Trump. La hipotenusa.

¿Te refieres a los que vivieron durante el franquismo o a los que votaron sí a la OTAN? ¿O a los que aceptaban el desmantelamiento industrial a cambio de paguitas? No, amigo, los astilleros se cerraron, las minas se cerraron; esos abuelos promovieron que sus hijos y nietos se fuesen a las ciudades y vaciasen la España rural a cambio de una vida aburguesada en la que la TV se hizo el pasatiempo principal, como hoy lo es el móvil.

Por no mencionar que entre esos abuelos y los zeta hay varias generaciones por medio, las cuales asumieron exactamente la misma tendencia.

A mí me gustaba pensar que la lucha obrera consistía en la emancipación de la gente humilde, y resultó que al final tratábase de hacerla dependiente del Estado.

#4 Hagamos un ejercicio de proyección:

1) Vivo en una sociedad en la que los libros se consideran distintivos de personas cultas, inteligentes, sabias > voy a tener libros para cumplir con esas expectativas, pues quiero ser culto, inteligente y sabio. Sin embargo, pese a que sé que debería leerlos, no los leo, me aburren, no me motivan; lo que sea.

2) Vivo en una sociedad en la que el culto a la imagen es importante > ir al gimnasio es propio de personas que cuidan su imagen > me apuntaré al gimnasio para encajar en ese molde. Sin embargo, pese a que sé que debería ir, no voy, me aburre, no me motiva; lo que sea.

¿Ves la similitud? Se trata de pulir cómo me percibo a mí mismo a través del filtro de lo que parece ser la opinión mayoritaria, de validarse, de acallar las inseguridades que la voz interior rumia.

No sé, es una opción, una especulación...

#5 Está claro. La mayoría de los maltratadores repiten el patrón que vieron en casa, fueron esos niños que las feministas dicen salvar y considerar víctimas. Cómo aprendes a recibir y dar afecto es algo muy importante que te marca para siempre. Y los hombres recibimos infinitamente menos cariño y consideración en el 100 por 100 de los contextos. El sesgo de empatía existe y beneficia a las féminas: los hombres somos desechables.

#4 Quieres apropiarte del legado de Unamuno porque, desde tu postura, todos los intelectuales tienen que ser de tu cuerda y todos los bobos de la contraria. Es algo típico de gente fanatizada.

Por cierto, me flipa que entre los izquierdaunistas exista la tendencia de nombrar a "hispanistas" extranjeros (Ian Gibson el que más) para reforzar cierta versión de los hechos, pero luego cuando, para hablar de la historia de África o de cualquier otro lugar, se recurre a referentes europeos (como John Iliffe), se hable de sesgo colonialista y de la necesidad de decolonizar el relato.

No es un «y tú más», es un «no es como en las pelis de chico americano, donde el bueno es muy bueno y el malo es muy malo».

En los últimos años, seguramente bajo la influencia de las dinámicas culturales en el mundo anglófono, ha crecido el rechazo a la etiqueta "progresista", pero confirmo que entre los mileniales, incluso los conservadores y por supuesto los desubicados sin posición definida, era lo más cómodo y común considerarse progresista, entendiéndolo como el "vive y deja vivir". No admite discusión que la hegemonía cultural en las últimas décadas ha pertenecido a la izquierda, hasta la aparición de los influencers y en un nuevo contexto en el que el gobierno y por tanto la autoridad es, al menos en lo simbólico y retórico, izquierdista.

Por definición, toda juventud cuestiona a la autoridad, lo que significa que tiende a irse al lado contrario. Y es normal que así sea, ya que las miserias personales, pese a lo que te dicen en período electoral, son ignoradas y desatendidas, lo que lleva a la frustración.

Y Ortega y Gasset, y Gregorio Marañón... Lo que no dices es que todos ellos rehusaron apoyar la deriva republicana; algunos, como Unamuno, por ferviente catolicismo, y otros, como Marañón, por la fragmentación separatista. Y lo que no dices es que todos ellos quedaron automáticamente considerados como traidores por parte del bando republicano, frente a los Alberti, Hernández, etc.

La historia se puede aprender, claro que sí. Pero tú no quieres que se aprenda, quieres que se repita tu relato.

Sal de ese pozo infecto que es Instagram, compae.

#2 No das ninguna razón por la cual un libro no deba ser un elemento de adorno, colección o especulación. Un abanico es para aliviarse en días calurosos pero hay gente que los recopila, bien por su valor histórico, bien por su calidad de manufacturación o artesanía, bien por motivos artísticos... Hay gente que compra videojuegos a los que ni quita el plástico, asimismo. Hay cientos de casos con similitudes que para mí hablan acerca de cómo las personas transferimos sentido y sentimiento hacia objetos inanimados. El síndrome de Diógenes es una situación extrema en cuya base estriba la misma necesidad, el mismo mecanismo psíquico.

Ningún matratador ni ningún acosador (bully) deben ser justificados. Otro tema es tratar de entender qué lleva a alguien a actuar así o sopesar la cuestión del perdón/reinserción.

El principal obstáculo para hablar del acoso escolar abiertamente es que implica a menores. Estaré encantado de leer qué propuestas tenéis para abordarlo, que sean realistas.

Recordaros que esos matones luego se hacen adultos, votan, trabajan, tienen hijos... E incluso repiten la dinámica en el ámbito laboral. ¡Hasta alguno puede que sea usuario de Memondo!

El tema es que los que salís últimamente con estos argumentos sois los que no decíais nada al respecto en el pasado. Parece que estas afirmaciones son válidas para devolver a la mujer al ámbito doméstico pero no para replantear el sistema económico y laboral. La gente, desde los orígenes, ¡trabaja para subsistir! Conforme nos aburguesamos, aparecen ideas de realización, vocación, etc. Efectivamente, para favorecer el individualismo (= para producir más y que se consuma más) se ha vendido a la gente que uno tiene que validarse por sus logros laborales, y no por otros como pueden ser los familiares, que los segundos son un impedimento para con los primeros. El problema es que criticar este mensaje sin criticar la sociedad de consumo y por ende el capitalismo es inútil y sirve exclusivamente a intereses electorales de ciertos actores políticos.

¿Cuál es la diferencia entre el síndrome de diógenes y el coleccionismo? La valoración que hacemos desde fuera a un comportamiento que es similar: un sujeto tiende a acumular objetos en su camino para encontrarle el sentido a la existencia y significar sus días. El debate subyacente es si los objetos tienen un valor objetivo, lo que nos permitiría patologizar al que acumula cajas de cereales y aplaudir al que guarda sellos, o si el valor de las cosas depende de la atribución que uno asigna a las mismas.

Es verdad que solemos usar la palabra "diógenes" con banalidad y que las personas afectadas por esta condición suelen vivir en la inmundicia, algo que no ocurre, en principio, con la numismática y demás, pero desde la perspectiva del implicado es lo mismo.

Luego está el tema de la nomenclatura. Uno dice "tsundoku" y suena culto, elegante. Puesto que estas conductas se daban antes de acuñarse o popularizarse esta palabra, ¿qué pensábamos de tal comportamiento y qué pensamos o pensaremos del mismo en cuanto aceptemos llamarlo así? Adonde voy es al efecto eufemístico o disfemístico del lenguaje. Seamos conscientes de ello.

Terrible.

Yo sé de primera mano que hay parejas con hijos que pactan que ella denuncie a él por violencia machista con el objetivo de obtener la ayuda económica a mujeres maltratadas. Eso sí, se trata de familias marginales donde él suele tener antecedentes previos por droga y otras causas. Les sale más rentable eso que otra cosa. El tío, que ya ha entrado o salido varias veces de prisión, no padece por entrar. Mientras, va cotizando; y cuando sale tiene derecho a otra ayuda económica.

Por supuesto, si somos serios, en el total de los dispendios públicos, esto no deja de ser una nimiedad.

#3 ¿Qué es ser "verdadero español"?

Shur...

#5 Entiendo lo que comentas. La clave es hacerse consciente de la elección propia, de entender que uno puede decidir vivir de una forma u otra, aunque cada alternativa tenga sus contras.

Yo no puedo compartir el que se exija a nadie que te haga cierto regalo, favor o concesión, sea tu progenitor o sea el Dalai Lama. No obstante, creo que nadie puede negar que la manera en que uno ve el mundo está muy influenciada por la acción u omisión de sus tutores legales. Cuando una persona se cree con derecho a todo, a menudo subyace una educación de mierda y una falta de valores absoluta. Pequeños emperadores que llegaron a adultos sin cambiar porque sus padres les aseguraron que lo merecían todo simplemente por existir. Y, claro, papá Estado también ha fomentado esta idea.

#3 ¿Tú no proyectas? ¿Acaso es mentira que buena parte de la oferta universitaria no ofrece perspectivas laborales a la altura de las expectativas que crea la percepción popular?, ¿acaso no es cierto que el sistema universitario depende de la entrada de gente para su sostenimiento, y que para ello es necesario vender y preservar ideas equivocadas acerca de lo que es la universidad?, ¿es que es mentira que muchas titulaciones están masificadas?, ¿es que es falso que los grados sin posgrados no sirven prácticamente de nada? Seguro que si hablamos de universidades privadas, eres de los primeros que saltan contra la mercantilización y demás.

Ve a la universidad si de verdad te enamora cierta carrera, pero no estudies, por poner un caso, Derecho porque toda la vida has oído que los abogados viven bien.

El tema no es prohibir que la gente estudie, es dejar de dar pábulo a creencias que vienen de nuestros abuelos, de una sociedad que no tiene nada que ver con lo actual. Luego estáis todos llorando porque "es que yo no he estudiado para ganar sólo 400 euros más que el smi". O el típico de "me he tenido que ir al extranjero porque en España no se nos valora".

Por supuesto, cada situación personal es única y lo más conveniente para uno puede no serlo para otro. Sin embargo, a grandes rasgos, es evidente que hay un relato oficial cuyo objetivo es vendernos aquello de ser estudiantes de por vida, y no pensando en nuestro bien, sino pensando en el dinero y empleos que mueve el ámbito de la educación, tanto en lo público como en lo privado.