El trabajo actual: Tienes buen sueldo, proyección y buenos horarios, lo cual es un gran beneficio. Sin embargo, la toxicidad o incompetencia de tu jefe puede generar mucho estrés a largo plazo. Pregúntate: ¿Es este ambiente sostenible emocionalmente? ¿Puedes encontrar formas de gestionar mejor esta situación o distanciarte de la influencia de tu jefe?

El nuevo trabajo: Aunque ganas menos y no hay proyección, si el entorno laboral es más saludable, podrías ganar en paz mental, algo invaluable. Piensa si ese nuevo trabajo te daría tranquilidad, aunque financieramente sea menos favorable.

Prioridades: ¿Qué pesa más para ti ahora: estabilidad económica o bienestar emocional? Ambos son importantes, pero según la etapa en la vida, uno puede ser más prioritario que el otro. Si tienes ahorros o margen financiero, cambiar por paz puede valer la pena. Si no, quedarte en el actual pero estableciendo límites con tu jefe puede ser la mejor opción.

Conclusión: Lo ideal sería encontrar un punto intermedio, donde no comprometas tu salud mental ni tu estabilidad financiera. Si es posible, prueba quedarte en tu trabajo actual, pero busca maneras de mitigar el impacto negativo de tu jefe (establecer límites, cambiar de equipo, buscar promociones internas), o prepara un plan a largo plazo para un cambio más satisfactorio.

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Nadie te asegura que el otro jefe sea mejor. A veces más vale malo conocido....