Qué bien que ibas hasta el final, no hay peor cuña que la de la propia madera.

Apelar a la hombría para estatuir una nueva masculinidad es como aludir a los combustibles fósiles para implantar un cambio en el modelo de transporte.

Por otra parte, de la misma manera que los hombres no tenemos legitimidad para definir la femineidad (así lo considera el discurso actualmente hegemónico), las mujeres no hacéis sino un ejercicio sesgado y cínico cuando intentáis eso mismo en una inversión de tornas.

Deja de moralizar, haznos el favor.